miércoles, 3 de febrero de 2010

Nuestro duende comienza primer grado.


La mañana nos encuentra a mi esposo y a mi entre mates y un lápiz que desliza sobre una hoja blanca palabras como: mochila, carpeta de dibujo, cuaderno de caligrafía… y una mirada nos desnuda los pensamientos.

Si’!!! nuestro pequeño tercer duende comienza su primer grado. ¡Que’ grande esta’!, ¿En que momento creció tanto? ¿Estuvo bien lo que hicimos hasta ahora como padres? ¿Cómo seguimos? ¿Qué cosas cambiamos, cuáles mantenemos porque nos dieron resultado?

¿Cuántos interrogantes?

Apesar de haber vivido esta experiencia anteriormente, con nuestros hijos más grandes; hoy esta situación nos vuelve a emocionar y a llenar de ansiedad. Por esto comenzamos a preparar en familia el ingreso de Tomasito a la escuela primaria...

Empezar primer grado es un cambio muy importante tanto para los chicos como para los padres. Aparecen objetos nuevos que simbolizan una etapa nueva: el cuaderno, la cartuchera y el guardapolvo o el uniforme son diferentes a los que usaban cuando estaban en el Jardín.
Y lo que también aparece como novedad es, en la mayoría de los casos, una carga de ansiedad que va en aumento a medida que se acerca el primer día de clases: es muy común que los chicos lo expresen directamente, que estén muy excitados, que les cueste conciliar el sueño o que estén irritables. Ante estas situaciones -y aunque no haya ninguna manifestación, que también es una señal de preocupación por el tema- es fundamental que los padres abran la puerta al diálogo, que junto con los abuelos se recuerden anécdotas y se miren fotos de cuando los papás empezaron la escuela y que se converse sobre todos los miedos que les puedan surgir a los chicos.
Una vez iniciado el ciclo escolar es conveniente aprovechar las reuniones de padres y el cuaderno de comunicaciones, así como pedir una entrevista con la maestra para poder ir siguiendo de cerca al pequeño.



 

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